Rocío Rivas es ante todo solidez y coherencia. La búsqueda y el perfeccionamiento de una idea que la identifica y que nos ayuda a los demás a identificar a una artista con una obra múltiple, pero singular, que abarca desde el Yo interno hasta el Universo en expansión.
Porque si algo tiene su obra, es que se expande. Aparece siempre como un organismo en crecimiento, que se multiplica, fractales, tejidos celulares, en los que a veces la propia sangre sirve incluso como tinta al dibujo. En su obra en tres dimensiones es más palpable esa sensación. Sus esculturas e instalaciones aparecen como detenidas en un instante preciso, como si ese tejido en movimiento hubiera sido detenido y suspendido en el aire, y de un momento a otro fuera a reactivarse y expandirse, cubriéndolo todo a su paso.
Rocío tiene interiorizado su trabajo, y lo desarrolla como si fuera una extensión de su cuerpo o de su ser. Cuando un/a artista tiene esa coherencia de la que hablábamos al principio, se nota y se agradece. Está claro que la constancia, cuando se une al acierto, es lo que hace al artista, y en el caso de Rocío se dan esos dos requisitos.
Además, la adaptabilidad de su obra a diferentes espacios y soportes, la multiplicidad de formatos sin perder el sentido singular de su trabajo, es lo que va a permitir que pueda seguir evolucionando y madurando en su investigación estética y filosófica, y es lo que la hace completamente contemporánea, en un contexto en el que la obra de arte como pieza única deja de tener sentido, y es, más que nunca, el contexto en el que se encuentra (lugar), en el que se desarrolla (conjunto de la obra del artista), y en el que se desenvuelve (contexto social) el que le otorga valor como arte.
Esta artista malagueña licenciada en Bellas Artes y con un Máster en Arte, Creación e Investigación por la Univ. Complutense de Madrid expone ahora "INdiVISIBLE", en la sala J.M.D. Caneja del Centro Cultural Pérez de la Riva, en Las Rozas, Madrid.
Porque si algo tiene su obra, es que se expande. Aparece siempre como un organismo en crecimiento, que se multiplica, fractales, tejidos celulares, en los que a veces la propia sangre sirve incluso como tinta al dibujo. En su obra en tres dimensiones es más palpable esa sensación. Sus esculturas e instalaciones aparecen como detenidas en un instante preciso, como si ese tejido en movimiento hubiera sido detenido y suspendido en el aire, y de un momento a otro fuera a reactivarse y expandirse, cubriéndolo todo a su paso.
Rocío tiene interiorizado su trabajo, y lo desarrolla como si fuera una extensión de su cuerpo o de su ser. Cuando un/a artista tiene esa coherencia de la que hablábamos al principio, se nota y se agradece. Está claro que la constancia, cuando se une al acierto, es lo que hace al artista, y en el caso de Rocío se dan esos dos requisitos.
Además, la adaptabilidad de su obra a diferentes espacios y soportes, la multiplicidad de formatos sin perder el sentido singular de su trabajo, es lo que va a permitir que pueda seguir evolucionando y madurando en su investigación estética y filosófica, y es lo que la hace completamente contemporánea, en un contexto en el que la obra de arte como pieza única deja de tener sentido, y es, más que nunca, el contexto en el que se encuentra (lugar), en el que se desarrolla (conjunto de la obra del artista), y en el que se desenvuelve (contexto social) el que le otorga valor como arte.
Esta artista malagueña licenciada en Bellas Artes y con un Máster en Arte, Creación e Investigación por la Univ. Complutense de Madrid expone ahora "INdiVISIBLE", en la sala J.M.D. Caneja del Centro Cultural Pérez de la Riva, en Las Rozas, Madrid.
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